Ayer sábado vi The Last Dance por segunda vez, me la vi entera, los 10 capítulos, la docuserie sobre Michael Jordan y su historia con los Chicago Bulls, equipo de baloncesto icónico de la mejor liga del planeta, la NBA.
Michael Jordan transformó un equipo perdedor en uno de los mejores equipos de la historia del baloncesto, si no el mejor. Las historias bonitas, cuando las conoces desde dentro, adquieren mucho más valor. Todo el mundo veía por la tele meter a Michael Jordan 30 puntos, a Scottie Pippen ser su fiel escudero en defensa o a Horace Grant consiguiendo 15 rebotes cada partido, todo en televisión parecía una melodía perfecta.
Nada más lejos de la realidad, la historia de los 6 campeonatos de los Bulls es una historia de adversidades, de problemas, retos en los que un líder, icono y mejor deportista de la historia de la humanidad se dio cuenta de una cosa: si no conseguía que su equipo trabajase en equipo, no iba a conquistar la gloria. Por allí apareció un tipo llamado Phil Jackson, el entrenador del equipo, con métodos revolucionarios como, simplemente, enseñar a respirar al equipo o regalarles libros sobre crecimiento interior. A Phil Jackson le encantaba la lectura, así que les recomendaba leer algunos títulos como estos:
- Zen y el arte del mantenimiento de la motocicleta de Robert M. Pirsig, lo usaba para inspirar y reflexiónar atención y presencia a la hora de saltar a la cancha.
- El guerrero pacífico de Dan Millman, regalado específicamente a Michael Jordan para incentivar una actitud de crecimiento interno y calma mental.
- El arte de la guerra de Sun Tzu, para fomentar la estrategia, disciplina, trabajo en equipo y control mental bajo presión.
Cada uno tiene la suya. Para mí, respirar, leer y escribir me ayuda muchísimo cuando hay momentos de mucha presión en la compañía, momentos que son inevitables, momentos que van a suceder sí o sí y te van a ayudar, si los lees con calma, a darle un nuevo impulso y salir mucho más fuerte. Una de las cosas que había abandonado últimamente es la escritura, y abandonar algo que te llena nunca es una opción, así que aquí estoy de nuevo, dispuesto a compartir para crear un equipo campeón como los Chicago Bulls de Michael Jordan y sus 6 anillos.
Los Chicago Bulls tuvieron 2 etapas gloriosas, la primera fue de 1991 a 1993, Michael Jordan estaba en su apogeo físico y mental, y fueron campeones derrotando consecutivamente a Los Ángeles Lakers, el equipo del alma de Siroko, a los Portland Trail Blazers y a los Phoenix Suns.
Michael Jordan se retiró después de este último año y vivir uno de los episodios más duros de su vida, la muerte de su padre, James R. Jordan, a los 56 años de edad.
La segunda de gloria, desde 1996 a 1998, es una de las más legendarias de la historia del deporte, Jordan regresó el 19 de Marzo de 1995 tras casi 2 años retirado, con el número 45 a la espalda, y su equipo batió el récord de victorias en una temporada de toda la historia de la nba, con 72 triunfos y sólo 10 derrotas, pasando a ser el mejor equipo de la historia.

Cuando tienes un revés, toca pararse, reflexionar, y ponerse en acción. Estos son los pasos que yo uso para arreglar un problema:
CUANTIFICAR EL PROBLEMA – SER CONSCIENTE
Podemos querer inventar la rueda, pero el 90% de los problemas de las empresas son números, tanto en positivo como en negativo. Puedes tener un problema por crecer mucho en poco tiempo, y eso te genera desajustes de caja, o de equipo, o de necesidades nuevas que no sepas afrontar. Puedes tener un problema por vender poco, porque llegue una época en la que tus previsiones no se cumplan, o puedes tener un problema de vender tanto, o de conseguir tanto tráfico que tus servidores no aguanten la carga, por ejemplo.
Al final los problemas son números. ¿De qué números estamos hablando de manera concreta? ¿Cuánto dinero necesito? ¿Cuánto dinero voy a necesitar en el futuro?
RECONOCER EL PROBLEMA – SER VULNERABLE
Reconocer que te has equivocado. Esto, que puede parecer una obviedad, no es tan habitual. Solemos tirar balones fuera, haciendo un símil con el basket, y culpar al mundo externo de las cosas que son nuestra única responsabilidad, o en el caso de un equipo, al menos, responsabilidad compartida. No puedo ponerle solución a algo si no me hago cargo de mis errores, de mis vulnerabilidades, de mis virtudes y mis defectos. No hay otra.
PEDIR AYUDA – TOMAR ACCIÓN
Después de cuantificar, medir y reconocer los errores que haya podido cometer, toca tomar acción. ¿Cómo lo soluciono? Seguramente haya gente que ha pasado por el problema antes que tú, seguramente además e incluso con problemas más grandes.
Como siempre me dice uno de mis mentores, ficha a alguien que “ya lo haya hecho”. Los que han pasado o hemos pasado por muchas situaciones complicadas, aprendemos a relativizar y entender que los problemas, por muy grandes que sean, tienen solución. Y cuantas más veces hayas pasado por ahí, menos complejo te parece afrontarlo. Trabajar en equipo con gente profesional que haya pasado o haya hecho exactamente lo que tú necesitas, y que te puedan explicar, paso por paso, las mejores soluciones para ello. Pregunta a cuantas más personas hayan estado ahí: directores, CEOs, mentores, psicólogos, toda aquella persona que pueda darte luz, llámala, siéntate con ella. A la gente le encanta ayudar a otras personas y sentirse útil; seguramente, la mayoría, te lo harán gratis.
SOLUCIONES A LARGO PLAZO
Organizaciones, empresas, equipos deportivos, da igual, busca una solución a largo plazo, una solución que te proteja para mucho tiempo y que tengas tiempo con calma para tomar todas esas decisiones que necesitas a partir de ahora, como nuevos fichajes, nuevos procesos o nueva tecnología que te ayude con eso que tanto te preocupa.
Céntrate en que la solución no sea un parche, la solución tiene que ser algo que te permita trabajar con esa calma necesaria para llevar organizaciones o equipos a otro nivel, al nivel de los campeones del mundo de la NBA.
Los Chicago Bulls ficharon a Dennis Rodman cuando perdieron a Horace Grant, sabiendo que era una persona conflictiva, que le gustaban las fiestas, que necesitaba otro manejo dentro del grupo, que de vez en cuando se iba a Las Vegas porque era un alma rebelde. A su vez, era un gran jugador de equipo, rendía como nadie y daba un brazo si hacía falta en la cancha por sus compañeros; hubo que hacer un gran trabajo de equipo para integrarlo.
Pero los Chicago Bulls volvieron a ser campeones, volvieron a conseguir de nuevo, con el regreso de Michael Jordan después de la trágica muerte de su padre y el fichaje de Dennis Rodman, un alma libre, otros nuevos 3 campeonatos seguidos que les convirtieron en el mejor equipo que haya pisado una cancha de baloncesto antes.
Paz.
“The last shot”
