Creo que es el año que más decisiones complicadas he tenido que tomar. Creo que es el año qué más me he tenido que rectificar personalmente como CEO. Más veces hemos tenido que cambiar el rumbo. Más cosas hemos hecho regular, más veces hemos tenido que mejorar, más cosas han pasado y más lecciones hemos aprendido. Gestionar un crecimiento exponencial de la magnitud de Siroko sin una red de financiación externa, a pulmón, sin socios, es todo un reto.
Pasar en 9 años de 0 a 42 millones de euros facturados en el último año 2024 no es solo una cifra. Hablamos de miles de decisiones, momentos duros, dudas, y sobre todo, mucha perseverancia. Gestionar volúmenes de stock cada vez más grandes y dependientes de producciones, fábricas y una economía mundial en constante cambio, exige estar en modo aprendizaje continuo.

Y sí, a veces te preguntas si merece la pena. Y te empiezas a hacer preguntas. Y sí, es normal dudar, cansarse o sentirse fuera de lugar. Es exactamente lo que tiene que ser.
Pero la respuesta, al final, cuando de verdad conectas con tu propósito, siempre es SÍ. El fracaso no es el enemigo del éxito, es su maestro encubierto.
Si estás transitando la incomodidad de forma genuina, si no estás esquivando el problema, todo lo contrario, lo enfrentas y lo abrazas, entonces estás en el lugar correcto. Y no te lo digo desde el romanticismo, sino desde la experiencia. Los momentos más duros, los errores que obligan a parar, pensar y decidir, son muchas veces los verdaderos catalizadores de la transformación para una empresa, para un equipo y para un CEO. Son, paradójicamente, los mejores momentos para elevar tu compañía al siguiente nivel. Si los miras de frente, si los aprovechas y tomas decisiones.
Todos los casos de éxito tienen atrás muchos casos de fracaso y aprendizaje.

La tasa de fracasos de tu empresa, equipo, relación o cualquiera que sea el objetivo que busques, determina la cantidad de “éxito” que vas a tener en el futuro si diriges bien la energía del “fracaso”.
Y esa tasa de equivocaciones que hayas sido capaz de gestionar como equipo, como empresa o incluso en tus relaciones clave, determina directamente el nivel de éxito futuro. Pero eso solo ocurre si sabes canalizar bien la energía del “fracaso”.
Si lo abrazas como el aprendizaje que llevará a tu empresa a tener éxito en el futuro.
Si no miras para otro lado como que no pasa nada y tomas decisiones basadas en ese aprendizaje.
Porque todos los casos de éxito, todo sin excepción, están construidos sobre ciclos de prueba-error, corrección y aprendizaje.

Dice Jeff Bezos, CEO de Amazon, el e-commerce más grande del mundo, que existen dos tipos de decisiones:
Decisiones tipo A: No tienen vuelta atrás, son decisiones que cambian el rumbo del barco y es prácticamente imposible darles la vuelta. Decisiones que tienen que tomarse de un modo metódico, pausado, calculado y después de muchas deliberaciones. Por ejemplo, construir una nave logística de 22 millones de euros en un país, ciudad y sitio concreto, es algo que no puedes volver atrás de manera sencilla.
Decisiones tipo B: Decisiones rápidas, que puedes tomar de un día para otro, que pueden cambiar el ritmo de tú equipo, de tu compañía pero que puedes volver atrás de una manera fácil. Decisiones que pueden tomar equipos pequeños y que te dan la posibilidad de fracasar constantemente y recibir un aprendizaje de ellas.
Siempre me ha gustado la idea de hacer cosas que no hacen los demás, de darle la vuelta a todo, de hacer pruebas o convertir proyectos en otra cosa de lo que parecían tomando decisiones del tipo B.
Y ese tipo de decisiones, si las tomas de manera constante con cero miedo a equivocarte, volver atrás, compartir el error y abrazándolo con ganas son las que de verdad ponen tu compañía en modo avión.
Sé que es difícil, pero intenta agradecer las cosas malas que te sucedan en tu empresa, míralas cómo el espejo que necesitas para entender el camino.

COMO MEJORAR TU TASA DE FRACASOS
Empezar por un producto básico, lo más sencillo posible. Cuando lanzas algo mega-trabajado y mega-bonito en el cúal llevas trabajando meses y/o años, tu capacidad de reacción es pequeña. Experimentos sencillos constantes, entender que quiere tu cliente ideal y pivotar cada día, semana, mes, año. Que tú emprendimiento viva en un constante prueba y error. Ser el líder de los fracasos, el campeón de los errores, el que más se equivoca de todos. El que aprende más rápido del error y no tiene miedo a darle la vuelta a todo.
La dificultad está también en llevar esta cultura a toda la compañía y encontrar gente con criterio que pueda trabajar esta dinámica constantemente. Booking, líderes en reservas de vacaciones por internet con más de 20.000 empleados y unos ingresos superiores a 10.000 millones de dólares al año, tiene un “departamento de experimentación” donde impulsan pequeños cambios constantemente, donde trabaja todo un equipo asumiendo riesgos como norma. La equivocación constante como forma de trabajo.
Desde hace ya 25 años que vengo emprendiendo, siempre digo que un año en internet son 7 años en la vida real, y la capacidad de fracaso en el entorno más cambiante de la historia, es la clave de todo, vamos a ver algunos ejemplos:
Reed Hastings, fundador de Nextflix, afirmó: “Our success is built on a lot of failure.”
- La estrategia de producir series y películas propias genera numerosos fracasos (cancelaciones tras una temporada), pero también hits globales como Stranger Things o The Queen’s Gambit. En Netflix se incentiva arriesgar en vez de penalizar errores.
Space X y Elon Musk han normalizado las explosiones de cohetes como parte del proceso de aprendizaje.
- Las múltiples explosiones de los cohetes Starship en fase de pruebas no son vistas como fracasos sino como validaciones técnicas. La frase de Elon: “Failure is an option here. If things are not failing, you are not innovating enough.”
A través de su incubadora interna “X (Moonshot Factory)”, Google fomenta experimentar con ideas locas, sabiendo que la mayoría fracasarán.
- Ejemplo: Proyectos como Google Glass, Loon (globos para llevar internet a zonas remotas) o Google + fracasaron. Sin embargo, esa cultura ha permitido éxitos como Waymo (vehículos autónomos) o avances en IA y computación cuántica.

TU RELACIÓN CON EL FRACASO
Inspirar una cultura en la empresa de buena relación con el fracaso es extremadamente complejo, nosotros no lo hemos conseguido todavía, y me gustaría que fuese uno de nuestros retos empresariales, crear la relación de absoluta confianza con el fracaso y premiar a las personas que más se equivoquen, es la manera de conseguir que tu tasa de equivocaciones sea la adecuada, premiar al que se equivoque más y tenga una relación de absoluto amor a equivocarse, aprender, y mejorar.
“Que pensarán de mí” “No soy suficiente” “No valgo para esto” “No doy abasto para probar cosas nuevas” “El puesto me viene grande” etc..
Estas son las frases que a uno le pueden venir a la cabeza cuando quiere probar algo nuevo, disruptivo, incluso absurdo, en cualquier equipo de cualquier empresa. Convencer a la gente y montar los procesos adecuados en equipos pequeños, ágiles y autosuficientes para que el probar cosas nuevas y equivocarse sea la norma y sea premiado de alguna manera debe ser un objetivo de cualquier CEO, director, manager, autónomo o cualquier persona que quiera crear, innovar y avanzar.
A mí lo que me has me hace feliz es crear y emprender, intento abrazar sin compasión el fracaso constante para llegar a los objetivos que me marque. Con dudas, con momentos complicados, pero con la perseverancia a prueba de bomba.

COMPÁRTE EL ERROR
Reconocer es una palabra que se escribe igual al derecho que al revés. Y esta es la base de la cultura del error, reconocer constantemente tus errores y compartirlos con los demás para que todo el mundo tenga ese conocimiento de inmediato y le pueda ayudar.
Esta carta es mi manera de compartir mis aprendizajes de mi mundo interno con el mundo externo. Al final consiste en reprogramarnos mentalmente para ver el ”error”, el ”fracaso” como algo positivo y no como algo negativo. No se trata de volverse loco a buscar errores, sino tener el suficiente equilibrio para no parar de probar y arriesgar con sentido como cultura. No parar de compartir todas las pruebas y mejoras que uno hace.
Y claro que sí, si te equivocas a lo grande en alguna ocasión, aprovecha para entender bien que te está diciendo y qué gran tema tienes que cambiar en tu emprendimiento.
Quédate con esto, los errores, fracasos, no te pasan a tí.
Pasan por tí.
Y tú decides qué significado darles.
La percepción, el contexto y la mirada con la que uno mira cada una de las cosas que le van a pasar en su emprendimiento, definen la película que vas a vivir como emprendedor.
Paz.
Borja Mera.
